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martes, 18 de octubre de 2011

Ganas de musical

Hay algo en el teatro que lo hace destacar en esta era tan tecnológica, algo tan poderoso que ningún pirata puede robar, algo tan único que, cuando parecía abocado a una muerte segura, lo hace resurgir y aún con más fuerza: la cuarta pared, la cercanía del espectador con respecto del actor. No todos lo sienten, pero yo soy adicta.


La noche de Reyes yo sigo poniéndome nerviosa y me cuesta mucho dormirme, así que el pasado 5 de enero Nacho instauró lo que pretende que sea una tradición y que a mí me parece una idea genial: esa noche veremos un musical, o una buena obra, en su defecto, porque es pecado no pasear por la Gran Vía en Navidad. Ya sé que aún queda mucho, pero dicen que el que canta su mal espanta y como es un martes algo tonto, pues me dedico el post.  A mí me encantan los musicales y Nacho viendo Los miserables se emocionó y sintió cómo se le ponían los pelos de punta, así que perdió ese rechazo medio innato que tienen muchos hombres ante el género. 

 
Emocionante Sale el sol de Los miserables

En Nueva York, durante la luna de miel, me sorprendió con entradas para El rey león y comprobamos que tiene los primeros 15 minutos de la historia de Broadway. Vamos, que ya está convencido. Creo que este año nos tocarán las Más de 100 mentiras con canciones de Sabina pero mientras tanto, y porque es una de "my favourite things" y hay días que me hacen falta, me voy a ver algunos de mis números preferidos. Para hacer memoria, primero un vistazo al reportaje de TCM que, en diez minutos, le da un buen repaso al género.



Antes de despedirme, para las casaderas: ¿Os gustaría casaros en un teatro? Por lo visto está muy de moda entre las italianas y empieza a verse por aquí. El Teatro Circo Price de Madrid ofrece esta posibilidad. Si lo llego a saber antes...

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